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miércoles, 18 de mayo de 2022

Abandonados a su suerte: Pareja de ancianos ciegos vive sola y sin ayuda de nadie en SDE.


 Por Genaro Moreta Jr.


Santo Domingo República Dominicana.-Abandonados a su suerte. Así viven Clara Marte Mode, de 89 años, y Domingo Reyes, de 79, una pareja de esposos que el destino los unió para vivir los últimos años de su vida sin poder verse sus rostros y para ser cómplices de la más cruel precariedad que hoy en día les afecta.

Y es que estos señores, que residen en el sector Agua Loca, en el Km. 15 ½ de la Autopista Las Américas, en Santo Domingo Este, padecen de discapacidad visual y, pese a esta enfermedad, viven en una humilde casita techada y cobijada de zinc, donde su única compañía es su perra “Princesa”.


El animal es testigo de las vicisitudes que padecen sus amos, a quienes muchas veces se les agota hasta el agua de tomar, tal y como ocurrió el día en que se grabó esta entrevista.


La situación en el humilde hogar es penosa. Carece de iluminación, ventilación, la nevera está dañada, solo prenden varias hornillas de la estufa y los demás ajuares lucen completamente descuidados, al igual que el patio en toda su extensión.



Con estas limitaciones, Reyes, quien debe de valer a su esposa de un todo, porque sus condiciones de salud no le permiten realizar ningún oficio, tiene que hacer malabares diariamente para cocer los alimentos cuando suele conseguirlos.


“La providencia de Dios es que me da valor a mí para cocer un bocado de comida cuando lo hallo. Hoy mismo yo no he hecho nada, porque no tengo nada aquí, ni aceite, ni sal, ni azúcar, ni café, que tengo cuatro días que no le doy a ella, porque no tengo”, expresó.


Reyes no tuvo hijo, pero su compañera Clara procreó cinco, que por lo visto salieron malagradecidos, ya que ninguno le busca.


“Ella tiene una hija que se llama Antonia de Jesús Marte, que vive en San Cristóbal y tiene seis meses que no viene aquí”, dijo Reyes, antes de agregar que los demás viven en Monte Plata y tampoco se acuerdan de su progenitora, que quedó ciega hace tres años producto del glaucoma.


Tras ser cuestionado sobre si sus familiares no le visitaban, el hombre de la casa expresó lo siguiente: “Ellos vienen algunas veces, pero cuando uno se enferma solo tiene amparo de Dios, porque se olvidan de uno”.


La única esperanza de los ancianos es una vecina, pero según dijo esta partió hacia Villa Altagracia a cuidar a su madre que se encuentra padeciendo de quebrantos de salud.


“Cuando ella se va para allá no tenemos amparo de nada aquí”, comentó.


También dijo que recibía una compra de un ciudadano cristiano, pero que hace como dos meses que este dejó de visitarle.


Perdió la vista hace 25 años

Reyes perdió la vista hace 25 años, tras sufrir un accidente laboral cuando se desempeñaba como empleado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), entidad que según dijo le desembolsa mensualmente 9,300 pesos, los cuales resultan insuficientes para el sustento de su hogar.


El anciano sostiene que estos recursos se van solo en los pocos alimentos que puede comprar y en algunas medicinas que toman para poder subsistir.

Le ofrecieron vivienda, pero no le cumplieron

Durante la entrevista, el señor Reyes, quien es nativo de Nagua, dijo que en el año 2017 una comisión del desaparecido Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) le estuvo visitando, donde le prometieron construirle una casa digna, pero que todavía está esperando.


“Me dijeron que dejara pasar noviembre y diciembre, que en enero venían a hacerme la casa y mire cómo está este rancho, cayéndoseme arriba”, puntualizó.


El Conadis no le responde

El señor Reyes reveló que acudió al Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis) con una mujer, con el fin de ser evaluada para ver si calificaba para el cuidado tanto suyo como de su esposa, pero que por razones de edad le dijeron que no reunía las condiciones.


“Entonces llevé una ciudadana haitiana de 40 años el 21 de marzo, la anotaron, le pidieron la dirección y todo, me dijeron que iban a llamar que no tenía que volver por allá, pero hasta la fecha no me han llamado”, narró.


Los ancianitos piden encarecidamente que vayan en su auxilio para poder vivir los últimos días de su vida de manera digna.




Fuente: Rafael Zapata.




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